Cómo cultivar apio

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El apio se puede cultivar tanto en semillero como de manera directa en la tierra del huerto, más allá de que es verdad que es considerablemente más práctica la siembra en semillero.

 

Mejor en semillero

Aunque se puede cultivar de manera directa en el suelo, por lo general a fines del invierno y principios de la primavera, es conveniente hacer la siembra en semillero, ya que la germinación es muy irregular, naciendo ciertas semillas muy rápidamente en tanto que otras precisarán más tiempo.

La virtud primordial de cultivar en semillero es que tenemos la posibilidad de vigilar mejor la germinación, la temperatura, la humedad y la nascencia de yerbas espontáneas que si se dejan medrar compiten poderosamente con el apio. Además, el semillero nos posibilita trasplantar el apio al huerto de manera escalonada en tanto que si hacemos una siembra directa, las plantas de apio medrarán bastante y deberemos hacer aclareos obligatorios.

Las plántulas de apio acostumbran requerir entre 70 y 90 días en el semillero para estar listas para trasplantar al exterior. En el momento en que alcancen unos 15 cm de altura y tengan 3 o bien 4 hojas verdaderas ahora están listas para dejar el semillero.

 

Siembras escalonadas

Para un huerto familiar, lo más práctico es tener apio fresco a lo largo de la mayoría del año, cosa que es muy bien viable mientras que el tiempo no sea excesivamente frío en invierno, ahora que con temperaturas inferiores a 8 °C detiene su avance y no resiste heladas fuertes. Para eso, va a haber que hacer numerosas siembras escalonadas, cuando menos una a inicios de primavera y otra en verano. En la siembra de verano, el apio proseguirá desarrollándose en el otoño por lo cual si se prevén temperaturas bajísimas va a haber que cultivarlo en ámbito protegido.

Las siembras escalonadas, adjuntado con la recolección de tallos particulares ―sin recortar la planta― nos puede proveer de apio fresco a lo largo de la mayoría del año.

 

Desarrollo de siembra

Observaremos el desarrollo de siembra del apio en semillero punto por punto y vamos a dejar para más adelante la siembra directa, que como ahora hemos visto no es la más correcta para este cultivo.

 

Necesitaremos..

✔ Un semillero, que puede ser alveolado ―con huecos particulares― o bien sencillamente una caja o bien maceta de cuando menos 10 cm de hondura, preferentemente cuadrado o bien cuadrada y más ancha que honda.

Sustrato comercial para semilleros o bien ―si deseamos hacerlo ― una mezcla de 40 % de compost muy descompuesto, 50% de fibra de coco y 10% de perlita o bien arlita.

Semillas de apio, sanas y con buena aptitud para germinar. Si desconfiamos de tenemos la posibilidad de llevar a cabo un test de germinado.

ⓘ Aquí puedes hallar semillas de distintas variedades de apio a buen coste.

Siembra punto por punto

Prosigue estos pasos de manera organizada y puedes estar seguro de que el apio germinará de manera correcta.

Volcamos el sustrato en el envase designado a semillero dejando 1 cm sin atestar. Nivelamos y homogeneizamos bien toda la área mas sin apelmazarla.

Regamos en abudancia el sustrato hasta el momento en que observemos que está húmedo en su espesor ―el agua sobrante va a salir abajo.

Tomamos las semillas de apio y las distribuimos por toda la área del semillero.

Tenemos la posibilidad de esparcirlas en líneas, a la suerte o formando una cuadrícula. Es conveniente llevarlo a cabo en líneas o bien en cuadrícula, ya que a la suerte quizás geminen muchas plantas en una región y ninguna en otra.

Esparcimos algo de sustrato ―no más de 2 mm de espesor― sobre las semillas para taparlas sutilmente.

➎ Llevamos el semillero a un sitio caluroso y luminoso, que esté a unos 20 °C precisamente.

Una galería o bien el alféizar de una ventana es buen sitio para el semillero.

Las primeras semillas empezarán a germinar en unos pocos días ―una semana― y desde ese instante seguirán naciendo en el transcurso de un tiempo, de manera escalonada.

 

Autosiembra del apio

Esto de la autosiembra es un criterio que se maneja bastante en permacultivo o bien cultivo persistente, y es muy atrayente, ya que ahorra tiempo y trabajo. Sencillamente uno se despreocupa y deja que la naturaleza actúe.

Radica en dejar que las plantas de apio florezcan y que sus semillas caigan de manera natural al suelo. En el momento en que las condiciones sean favoreces, germinarán por su cuenta dando sitio a novedosas plantas que tenemos la posibilidad de dejar en el sitio o bien trasplantar a otro distinto.

La proporción de plantas que van a nacer por su cuenta ―y en el instante propicio― será muy grande, de esta forma que jamás más será primordial adquirir semillas ni hacer siembras o bien semilleros.

CULTIVO DEL APIO

Aquí tienes una guía con varios datos sobre el cultivo de esta hortaliza.

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