Peculiaridades del olivo

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Peculiaridades

Taxonomía

El olivo forma parte a la familia de las Oleáceas, y en esta al género Olea. El nombre científico de la clase es Olea europaea.

En esta clase están un elevado número de subespecies, entre la del olivo silvestre, el acebuche.

 

Descripción

Hablamos de un árbol de hoja perenne, con copa redondeada y que no acostumbra lograr más de 10 metros de altura, aunque hay referencias de determinados que llegaron a 15 metros, mas esto sin lugar a dudas es una salvedad.

Tiene un sistema radicular de tipo pivotante y muy ramificado.

Las hojas son de manera lanceolada, opuestas, enteras, coriáceas, de color verde-grisáceo en el haz y verde pálido en el envés.

En relación a las flores, son hermafroditas, con 4 pétalos de color blanco y están preparadas en inflorescencias que nacen de las axilas de las hojas y que están formadas por racimos que paralelamente tienen dentro otros racimos —lo que se conoce como panícula. Esta composición floral es la que observamos en los racimos de uvas.

La polinización se genera, de forma exclusiva, a través del viento y es conveniente que sea cruzada entre distintas variedades, aunque no es lo más frecuente. El olivo es medianamente autocompatible, oséa, las flores se tienen la posibilidad de polinizar a sí mismas aunque no es lo mejor.

El fruto, la aceituna, es una drupa cargada, con contenido elevado en aceites, de entre 1 y 3.5 cm de longitud, con forma ovalada o bien globular, de color verde primero y morado obscuro en el momento en que madura totalmente. La maduración tiene sitio a fines de otoño y principios de invierno, aunque si se marchan a cosechar para consumo en guarda, se recogen a inicios o bien mediados del otoño, en el momento en que aún están verdes.

 

Requerimientos edafoclimáticos

Aunque el olivo tiene la característica de ser una planta muy rústica que puede realizarse en multitud de tiempos y pisos, inclusive los más pobres y secos, no generará frutos —aceitunas— si las condiciones no le son convenientes, fundamentalmente en relación a temperaturas, que tiende a ser el aspecto limitante para el cultivo.

 

Temperaturas

El olivo es una suerte de origen subtropical, que se lleva a cabo mejor a temperaturas de entre 10 y 30°C.

Desde 35°C la planta detiene su actividad, aunque puede soportar temperaturas superiores a los 40°C.

Las bajas temperaturas afectan de manera diferente al olivo dependiendo de la etapa de avance en la que esté.

A lo largo del reposo invernal, resiste bien los fríos, aunque con valores de entre 0 y -5°C, ahora se tienen la posibilidad de generar daños en las hojas y ramas más jóvenes, que se acentúan al arrimarse la temperatura a los -10°C. Bajo esta temperatura, una gran parte de la copa —o bien inclusive toda— puede perecer.

Desde la brotación vernal, pasando por la floración y avance de los frutos, las temperaturas cercanas a 0°C tienen la posibilidad de ocasionar la desaparición de yemas, brotes, flores y daños en los frutos.

Además, las condiciones en que se genera la bajada de temperaturas, de este modo como la diversidad cultivada, determinan que los daños producidos sean aproximadamente graves.

Si las temperaturas descienden de a poco, el daño es menos severo que si lo hacen bruscamente. La protección contra los vientos además tiene un efecto positivo, de la misma manera que la reducción del riego en otoño, que estimula el endurecimiento de los tejidos de la planta.

 

Suelo

Por medio de su rusticidad, puede medrar en cualquier género de suelo, aunque es infaltante que tenga un buen drenaje que evite encharcamientos, ahora que es un árbol muy sensible a la asfixia radicular.

Elige los pisos de textura franca, bien aireados, en los que las raíces tienen la posibilidad de medrar con más grande simplicidad. Los areniscos además son apropiados para el olivo, aunque no son los más aconsejables por la escasa fertilidad que tienen y la poca agua que retienen.

Aguanta muy bien la salinidad, más que la mayor parte de frutales, aunque si es bastante la eficacia se verá perjudicada.

El pH óptimo del suelo para el olivo, se ubica en 7, aunque puede realizarse bien con valores de entre 5.5 y 8.5. Pisos ácidos tienen la posibilidad de ofrecer sitio a toxicidad por determinados microelementos.

En relación a la hondura, se lleva a cabo mejor en pisos de sobra de 1.2 metros de hondura y que no tengan el nivel freático cerca de la área ( a menos de 80 cm)

Y por último, la fertilidad del suelo irá en provecho de un mejor avance y cosechas de más calidad, necesitando un óptimo equilibrio de nutrientes, principalmente de nitrógeno, fósforo y potasio.

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